Hoy, desde Made in Slow, queremos dar a conocer a este gran profesional cuya labor ha contribuido a revalorizar la figura del perro de pastor.
Bien conocida es tu labor dentro de la recuperación de las razas propias de pastoreo. ¿En qué medios te has apoyado para promocionarlas?
Mi trayectoria profesional ha implicado criar, educar y entrenar perros para diversas funciones, entre ellos y como entiendo que debe ser por cumplir con tradición secular en esta tierra que me acoge, numerosos mastines y careas leoneses.
Implicado me he visto como consecuencia de esta pasión en la organización de la “cinofilia” en la provincia de León, poniendo en marcha hace décadas la Sociedad Canina de León, entidad que ha desarrollado la mayoría de las actividades caninas en la provincia, con especial atención siempre hacia nuestra razas caninas autóctonas.
¿Cómo llegaste a contactar con el mundo trashumante?
Fruto de este empeño por lo autóctono me vi pronto cautivado por el estudio del entorno cultural del “canis familiaris”, lo que viene a ser la ganadería y sus protagonistas, pastores, rebaños, utensilios, tradiciones e historia de los mismos.
Indagando en el comportamiento canino llegué hasta uno de los grandes profesionales y estudiosos de la especie, Rafael Casado, con quien he tenido la suerte de colaborar desde hace décadas en varias de sus actividades, incluido en el entrenamiento y guía de perros para el cine y la publicidad.
Como Juez de morfología canina, he tenido la oportunidad de actuar en varios países, y como Etólogo, además de ayudar a centenares de propietarios con sus perros, vengo colaborando desde hace ya décadas con la la Universidad de León, atendiendo a las asignaturas de Canicultura, Etnología y Etología, y he impartido cursos y conferencias en otras facultades y colegios veterinarios, ayuntamientos y asociaciones culturales y caninas.
¿Cómo ves la situación actual dentro de la trashumancia?
La trashumancia, con el ganado merino como principal exponente, forma parte de la historia y de nuestro patrimonio cultural y puede aportar más riqueza si se aprovechan hoy los recursos que durante siglos formaron parte de esa excepcional cultura ganadera. La carne y la lana son los principales productos que arroja el rebaño, pero también los mastines, los careas y las cabras que habitualmente acompañan a las merinas están criados de forma excepcional y pueden ser una buena fuente de ingresos para pastores y ganaderos. Además, el rebaño en sí, con todos sus elementos, pastores a la cabeza, son la mejor medida para preservar el medio ambiente y prevenir los nefastos incendios.
Bablofil
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