Poema
Fulgor de la Memoria, un eterno retorno
Se han apagado los rumores, el color se hizo silencio.
Ahora las noches son tan anchas que hay mucho tiempo para recordar.
Hay también tiempo para soñar.
¿Qué mirarán los ojos de nuestros hijos entre la escarcha de los campos
abandonados? El sonido y la luz que antes poblaron los ribazos escapan
ahora como un reguero de cenizas.
Ya no hay pastores ni zagales. El rebaño del mundo anda desordenado
por los caminos. Ojos y corazones viven desencontrados.
Pero aunque las trochas y senderos se están cegando, queda aún el rumbo
que señala el eterno retorno. Es hora de los poetas y los visionarios.
Ellos mantienen el raro fulgor de la memoria, que recrea el mundo.
Autor: Ángel Fierro, extraído del libro: Trashumancia. Paisajes, vivencias y sensaciones.